En un momento crucial para Venezuela, la diáspora venezolana ha demostrado una vez más su inquebrantable compromiso con la justicia y la democracia a través de dos poderosas movilizaciones internacionales que reflejan la firme determinación de sus ciudadanos por un cambio real en su país natal.
El 28 de julio, venezolanos de todo el mundo se unieron en una serie de manifestaciones pacíficas en 170 ciudades clave para reclamar elecciones libres y justas en Venezuela. En Barcelona, Bilbao, Gijón, La Coruña, Madrid y Valencia, en España; Corato, Florencia, Génova, Marina Di Camerota, Palermo y Pescara, en Italia; Buenos Aires, en Argentina; Berlín, en Alemania; Bruselas, en Bélgica; Manaus, en Brasil; Toronto, en Canadá; San José de Costa Rica, Ciudad de Panamá, Ciudad de México, Nueva York y Miami, en Estados Unidos; Bogotá, en Colombia; y La Haya, en Países Bajos, los ciudadanos se hicieron oír con una sola voz: el deseo de libertad y un futuro democrático para Venezuela.
A pesar de que en muchos de estos lugares se les había negado el derecho al voto, los manifestantes se congregaron en un acto de unidad y firmeza, expresando su descontento con el régimen de Nicolás Maduro y el bloqueo electoral que limitó la participación de los venezolanos en el exterior. Con pancartas y consignas que clamaban por la libertad y el retorno de la democracia, la diáspora venezolana buscó no solo visibilizar su lucha, sino también denunciar las violaciones a los derechos humanos y políticos que enfrenta su país. Este acto global de protesta dejó claro que la esperanza y la determinación por un cambio en Venezuela son más grandes que las barreras impuestas por el régimen.
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